El mercado laboral global expulsa a los no vacunados: la situación en la Argentina

OPINIÓN. El mundo comienza a cerrarle los caminos a quienes no se vacunaron. Cada vez son más los países que empiezan a exigir carnets de vacunación. ¿Se puede aplicar una normativa así en nuestro país?


Un año después de iniciada la vacunación contra el covid, más del 84% de la población recibió al menos una dosis. (Foto: Carlos Brigo/Télam)

En un articulo reciente publicado en Project Syndicate, Peter Singer plantea que en EE.UU. muy pronto los hospitales incluso priorizarán a los vacunados sobre los no vacunados cuando haya un faltante de camas de terapia intensiva.

Ya ha habido muertes de pacientes que no consiguieron camas porque estas estaban ocupadas por contagiados de Covid-19 que habían preferido no vacunarse, y esto está poniendo en tela de juicio al actual funcionamiento del sistema.

El coronavirus en Francia

En Francia, esta controversia está caldeando los ánimos políticos y sociales quizás como en ninguna otra parte. Hace unos días, el presidente Macron aseguró en una entrevista al diario Le Parisien que pretendía “fastidiar” hasta el final a los no vacunados. Sus palabras desataron una ola de críticas de toda la oposición, desde la izquierda a la ultraderecha.

Además, este sábado miles de personas se movilizaron en diferentes puntos del país para manifestarse en contra tanto de los dichos de Macron como del pase de vacunación que exige su gobierno.

Todo esto sucede a tres meses de las elecciones presidenciales y en un momento en el que Francia atraviesa un nuevo pico de contagios (más pronunciado que las olas anteriores).

Novak Djokovic, Australia y el coronavirus

La polémica alcanza incluso al mundo del deporte. El tenista Novak Djokovic, nada menos que el número uno del mundo, fue retenido en un centro migratorio de Melbourne luego de intentar ingresar a Australia sin estar vacunado para competir en el primer Grand Slam del año.

Hoy por la mañana (hora de Australia), el serbio se enfrentaba a un tribunal que definía su futuro luego de la apelación que presentaron sus abogados. La justicia debía decidir si Djokovic podrá quedarse para disputar el Australia Open o si será deportado.

En definitiva, que a Djokovic no le permitan hacer su trabajo por no estar vacunado no sería un caso aislado. En el mundo comienza a haber una ola de despidos por esta razón. Son las propias empresas las que están decidiendo despedir a sus empleados que prefieren no inmunizarse contra el virus.


Protestas en Nantes, Francia, contra el pase sanitario (REUTERS/Stephane Mahe).
Por: REUTERS

Una decisión que, por supuesto es controversial, pero se vale del visto bueno de los gobiernos. En Estados Unidos, el Citigroup (una de las empresas de servicios financieros más grandes del mundo) acaba de imponer un requisito estricto de vacunación para sus empleados: los trabajadores que no lo cumplan antes del 14 de enero recibirán una licencia sin goce de sueldo y si a fin de mes no han cambiado de parecer serán despedidos.

En el sector de la salud se adoptan decisiones análogas: la semana pasada la prestigiosa Clínica Mayo de Minnesota despidió a 700 empleados por no estar vacunados.

¿Es factible que en la Argentina se tomen decisiones similares?

Hasta hace muy poco, esto era sencillamente imposible porque regía el decreto presidencial por el cual quedaban prohibidos los despidos. Dicha prohibición cesó el 31 de diciembre y el gobierno estableció también una reducción escalonada para la doble indemnización (durante 2022 se producirá un descenso gradual de la suma extra que percibe el trabajador en caso de ser despedido sin causa).

En nuestro país, a diferencia de lo que ocurre en otras partes del mundo, la permanencia de la doble indemnización implica que si una empresa decide prescindir de los empleados que no se encuentran vacunados, para cuidar al resto de su personal y enviar un mensaje de responsabilidad al resto de la sociedad, el costo aparejado sería mayor.

Cuando finalice el periodo de sumas adicionales, la indemnización tradicional continuará siendo un obstáculo para tomar decisiones de esta naturaleza, excepto que la no vacunación se transforme en una causa legitima de despido.

Al comienzo de la pandemia, se tomaron una serie de medidas con la idea de sostener el empleo: de una u otra forma la mayoría de los países lo hicieron y la Argentina fue mucho más allá por la fragilidad de su entorno laboral. Hoy en el mundo la discusión es otra: penalizar a los que no se vacunan para terminar antes con la pandemia. Por eso, la legislación actual parece un tanto anacrónica y desconectada de dicho debate.

¿Estarían dispuestos los sindicatos a avalar despidos por este motivo?

Difícilmente uno pueda imaginarse a los gremios argentinos, que suelen tener una postura de mayor fortaleza e intransigencia, aceptando este comportamiento por parte de las empresas y del Estado (uno de los mayores empleadores de la Argentina).

Sin embargo, la contradicción es evidente, ya que la decisión de echar a los no vacunados beneficiaría y llevaría mayor tranquilidad al resto de los afiliados, que se expondrían a un riesgo menor.

Aunque es necesario ponerlo en perspectiva: en los países desarrollados donde las empresas están despidiendo a su personal no vacunado, hay una situación de prácticamente pleno empleo.

En cambio, en la Argentina la falta de oportunidades es un verdadero drama social. No obstante, en todos los casos los empleados no vacunados seguramente representan un porcentaje muy menor del total del personal, ya que el 74% de la población argentina ya se encuentra vacunada. Por suerte para la Argentina, los grupos antivacunas son minoritarios.

En la Argentina, hay algunos sectores, principalmente dentro del propio gobierno, que empiezan a fantasear con que la vacuna sea obligatoria para toda la población, y así penetrar en un grupo minoritario que por distintas razones ha optado por no vacunarse.

De hecho, uno de los que promociona esta salida es el ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, quien ayer aseguró que “están todas las condiciones dadas para que la vacuna sea obligatoria”. ¿Kreplak avalaría entonces que haya despidos justificados por esta causa?

Las vacunas ya han demostrado ser una herramienta fundamental para terminar con la pandemia (probablemente la única vía posible) por lo que la obligatoriedad sin duda traería aparejada beneficios sanitarios inmediatamente. Sin embargo, también implicaría un cercenamiento de derechos y libertades.

Por eso, la discusión es válida únicamente si se da de forma abierta y franca, considerando los beneficios, pero también, y principalmente, analizando si estamos dispuestos a asumir los costos.

 

Fuente: https://tn.com.ar/opinion/2022/01/10/el-mercado-laboral-global-expulsa-a-los-no-vacunados-la-situacion-en-la-argentina