Mientras el presidente Alberto Fernández jugó fuerte contra la oposición, en Juntos por el Cambio ponen paños fríos para bajar la caliente disputa interna.

En Argentina, las campañas electorales siempre comienzan mucho antes de lo previsto formalmente. Este año no será la excepción. Aún sin candidatos definidos, los diferentes espacios comienzan a moverse en función de la contienda electoral. El ambiente se torna cada vez más duro, con todo tipo de acusaciones cruzadas entre oficialismo y oposición. El encendido discurso del miércoles del presidente Alberto Fernández en el acto organizado por La Bancaria, da cuenta de este escenario hostil. El jefe de Estado se involucró de lleno en la campaña: criticó a la oposición (por momentos a los gritos) y apuntó directamente contra Mauricio Macri y María Eugenia Vidal.

Este marco obligó a Juntos por el Cambio a poner paños fríos hacia adentro del espacio, para organizar mejor la estrategia política y concentrar los esfuerzos en la competencia electoral contra el oficialismo. Hasta ahora, el Frente de Todos había demostrado estar más coordinado que la oposición, cerrando filas en defensa de la gestión, a pesar del fuerte desgaste que está sufriendo.

Sin embargo, a partir de la cumbre de la mesa nacional de Juntos por el Cambio, esto comenzó a cambiar. Si había alguna sospecha de que las peleas por el liderazgo podrían suscitar una ruptura, la reunión del jueves las descartó totalmente: no hay dudas de que la voluntad que existe entre los principales actores es conservar la unidad.

En la oposición son conscientes de que, a pesar del desgaste que sufre el oficialismo como consecuencia de la pandemia y la crisis económica, sin 2021 no habrá 2023. Recordemos que los diputados que renuevan sus bancas este año corresponden a aquellos que fueron elegidos en 2017, año en el que Cambiemos hizo una excelente elección: obtuvo el 41% a nivel nacional, ganando en provincias clave como Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, Mendoza y Santa Fe, incluso triunfó en Santa Cruz (bastión patagónico K) y se llevó 2 bancas en Tucumán.

Para obtener un triunfo en términos reales, Juntos por el Cambio necesitará mejorar considerablemente la performance electoral que demostró la fórmula Macri-Pichetto en 2019. Las proyecciones indican que si el Frente de Todos obtiene aproximadamente el 40% de los votos a nivel nacional (ocho puntos menos que en 2019),conseguiría entre 54 y 57 bancas, cuando pone en juego 51 (se renuevan 127). Es decir, aún perdiendo, el oficialismo puede salir ganando.

Por eso, estas elecciones legislativas se tornan imprescindibles para la oposición: no solo para comenzar a construir una alternativa competitiva de cara a la próxima contienda presidencial, sino (y fundamentalmente) para detener eventuales atropellos unilaterales del oficialismo en materia institucional y judicial.

Actualmente el bloque del Frente de Todos posee 119 bancas que lo dejan a solo diez de tener la mayoría propia que se consigue con 129. En la oposición perciben que si el gobierno consigue las bancas que le faltan, podría avanzar en los próximos dos años con una agenda de mayor discrecionalidad y radicalización, configurada a medida de los intereses del kirchnerismo más duro.

Sin embargo, para el oficialismo se abre una disyuntiva: aunque un triunfo de Juntos por el Cambio implicaría un freno a las ambiciones que tienen algunos sectores del gobierno, probablemente calmaría el clima del mercado. En 2015 hubo una mejora en la valuación de los activos argentinos cuando el mercado comenzó a descontar que llegaría al poder un dirigente de perfil moderado (Mauricio Macri, quien terminó triunfando, pero también Daniel Scioli o Sergio Massa).

En las PASO de 2019 ocurrió el efecto inverso: como resultado del abultado triunfo de Alberto Fernández y Cristina Kirchner se aceleró la salida de capitales, la presión sobre la moneda produjo una fuerte devaluación y los activos financieros sufrieron un duro golpe. Un triunfo rotundo de la oposición en 2021 podría renovar las expectativas de los mercados si estos perciben que un cambio en 2023 es posible.

En la reunión del jueves, en Juntos por el Cambio acordaron limitar todo lo posible las tensiones internas y, en los casos en los que las diferencias no puedan ser salvadas, utilizar el mecanismo de las PASO para dirimir candidaturas, siempre y cuando las disputas queden enmarcadas en ciertos límites: sin generar acusaciones o críticas irreparables que erosionen la competitividad del espacio.

Bajo esta lógica, es posible que se logre una lista de unidad en Capital Federal, no así en la Provincia de Buenos Aires donde es probable que haya una interna entre el candidato del PRO (¿Diego Santilli?) y el de la UCR (todo indica que sería Facundo Manes, con una irrupción muy promisoria en política).

Las tensiones por el liderazgo son inevitables, ya que en Juntos por el Cambio lo nuevo no nació y lo viejo no terminó de morir. Ni Mauricio Macri, ni Horacio Rodríguez Larreta (que ayer desayunaron en la casa que el expresidente tiene en Acassuso), ni tampoco ninguno de los otros líderes que conforman la mesa nacional, están hoy en condiciones de arrogarse el derecho a ser el conductor indiscutido del espacio.

La existencia de múltiples figuras con peso propio impide que las disputas se salden a través de la decisión final de un líder indiscutido (tal como ocurre con Cristina Kirchner en el oficialismo, quien guarda la última palabra). Por eso, se necesita una salida colegiada que parece estar surgiendo a partir de la reunión del pasado jueves.

Con la unidad de la coalición garantizada, la principal debilidad de la oposición es otra: no logra exhibir una propuesta alternativa en materia económica. Es este un requisito fundamental para elevar la competitividad del espacio. Precisamente porque los temas económicos, especialmente la inflación, representan las máximas preocupaciones de la ciudadanía. Las decepciones provocadas por el gobierno de Alberto Fernández pueden ser muchas, pero coexisten también con las frustraciones que produjeron los últimos dos años de la presidencia de Mauricio Macri.

Fuente: https://tn.com.ar/opinion/2021/06/26/elecciones-a-la-vista-buscando-un-simbolo-de-paz/